El verano es esa época que tenemos de descanso, tiempo libre, playa, piscina, desconexión y casi siempre suele ir relacionado con excesos en alimentación.
Gracias a los horarios más dispersos, helados y comidas fuera de nuestra casa es normal sentirse perdido en cuanto a la rutina. Pero no lo tomemos como algo negativo; también representa una oportunidad perfecta para retomar las buenas prácticas como ir a nuestro gimnasio para mantenerse en forma, recuperar nuestros hábitos saludables y tener motivación por los meses venideros.
La clave para ello está en encontrar el equilibrio. Con el turrón acechando a la vuelta de la esquina, octubre, noviembre y diciembre son meses ideales para mantener la forma y reforzar tanto la nutrición como el entrenamiento. De esta manera podemos matar dos pájaros de un tiro, bajar los excesos del verano y disfrutar de la navidad sin preocupaciones.
La importancia de la nutrición en otoño
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